Los juicios por delito leve son aquellos que se refieren a delitos de menor gravedad, que en general no implican un gran daño para la sociedad. Estos delitos pueden ser cometidos por cualquier persona y suelen estar relacionados con infracciones de tráfico, faltas de respeto o conductas incívicas.
En muchos países, la ley contempla la posibilidad de resolver los delitos leves a través de un procedimiento simplificado que se conoce como juicio rápido o juicio por delito leve. Este procedimiento tiene como objetivo resolver los casos de manera ágil y eficiente, evitando así el colapso de los juzgados y la acumulación de causas.
En el juicio por delito leve, el juez tiene la potestad de resolver el caso sin necesidad de celebrar un juicio oral. Para ello, se citará al acusado y al denunciante, y se les pedirá que declaren sobre los hechos. En función de las pruebas aportadas, el juez dictará una sentencia condenatoria o absolutoria.
Es importante destacar que, a pesar de ser un procedimiento simplificado, el juicio por delito leve no implica la renuncia a los derechos fundamentales de las partes implicadas en el caso. De esta manera, el acusado siempre tendrá derecho a la asistencia de un abogado y a la tutela judicial efectiva. Además, la sentencia que se dicte en el juicio por delito leve será susceptible de recurso ante los tribunales superiores.
Una de las principales ventajas del juicio por delito leve es que permite resolver los casos de manera rápida y eficiente, evitando así la acumulación de causas en los juzgados y la consiguiente dilación de los procesos. Además, este procedimiento es más económico que el juicio ordinario, ya que requiere de menos recursos y personal para su celebración.
Por otro lado, el juicio por delito leve también tiene sus críticos, quienes argumentan que puede suponer una merma de los derechos fundamentales de las partes implicadas. En concreto, se argumenta que la falta de un juicio oral puede impedir que se aporte la prueba necesaria para la defensa del acusado, o que se pueda evaluar correctamente la credibilidad de los testigos.
En definitiva, el juicio por delito leve es un procedimiento simplificado que tiene como objetivo resolver los casos de manera rápida y eficiente. Aunque puede generar críticas en cuanto a la posible merma de los derechos fundamentales de las partes, lo cierto es que se trata de una herramienta útil para resolver los delitos menores y evitar la acumulación de causas en los juzgados.